¿Cómo son los cuervos como padres?
Impresiona a tus amigos con tu conocimiento.
1. Los cuervos son los mejores padres del planeta
Las crías de cuervo nacen los primeros días de primavera. No están protegidas con plumaje y la inestabilidad del clima les podía afectar muy gravemente.
Pero no es el caso. Sus padres cuidan de ellos con una devoción impresionante.
Si hace frío los padres vuelan kilómetros para encontrar rebaños de ovejas. Recogen lana y la llevan a los nidos. Revisten los nidos con la lana y de esta forma es como si hicieran un jersey calentito para los peques.
Los días de mucho calor vuelan hasta las fuentes de agua. Llevan agua en sus picos enormes para dar de beber a su descendencia.
Si hace aún más calor mojan sus plumas y bajan la temperatura de los jóvenes dándoles un baño. Entiende que no es fácil volar con las plumas mojadas. Pero la devoción por su descendencia les lleva a hacer actos arriesgados.
2. ¿Los cuervos tiran piedras a las personas?
Has escuchado alguna vez estas histórias ridículas de personas que han sido lesionadas por piedras que les han tirado los cuervos?
Créeme, son hechos reales.
Los cuervos defienden ferozmente a su familia. Se atreven a atacar hasta un águila real. Si se trata de depredadores aún más grandes, como por ejemplo humanos, les tiran piedras. Si te ha pasado alguna vez es porque has invadido el territorio de los cuervos en su temporada de nidificación.
Hay muchas aves que abandonan a sus crías si se sienten amenazadas. Su instinto les dice que si atacan a sus depredadores y pierden, las crías morirán igualmente, y ellos, los padres, también.
Pero no es el caso de los cuervos.
3. ¿Atacan los cuervos a personas?
Uyuyuy, ¡esto va a peor! En la tenebrosa película Los pájaros de Alfred Hitchcock un grupo de cuervos ataca a personas.
Pues señores y señoras, ¡Sí, puede pasar en la vida real!
Aunque los cuervos habitualmente no viven en grupos grandes, esto puede cambiar en las ciudades donde encuentran mucha comida gracias a todos los restos que la gente tiramos.
Una historia real
Una vez me llamó una joven que vivía en Londres pidiéndome ayuda. En un parque había encontrado una cría de cuervo caída del nido. Le aconsejé llevarla a un centro especializado. ¡Pero qué va! Se lo quedó en su casa.
Además, cada día volvía al parque con la cría para que «los padres vieran que la cría estaba bien cuidada».
Pero lo que hacía realmente era enseñar a sus padres cómo les roba a su pequeño. Día tras día. Al final los cuervos se hartaron de tanta crueldad. Se comunicaron con las otras parejas que habitaban en el parque. La atacaron en grupo cuando volvía con la cría.
Y la siguen atacando hasta día de hoy, aunque el pequeño cuervo por fin llegó allí donde lo cuidan manos especializadas, a un centro de recuperación de fauna salvaje. La chica hoy en día tiene que ir a trabajar por un camino mucho más largo. ¡No puede ni acercarse al parque! Los cuervos no olvidan.
4. La educación de los cuervos en familia
Entre los animales territoriales el tiempo que pasan las crías protegidas por sus padres habitualmente es corto. Los padres se aseguran de que sus descendientes sepan conseguir alimento por ellos mismos y los expulsan de su territorio.
No es el caso de los cuervos.
Los cuervos acompañan a sus crías durante los 6 meses siguientes a su emancipación.
¿Por qué lo hacen? Les comporta un desgaste grande de energía conseguir alimentos para ellos mismos y además vigilar a su descendencia. No se sabe con exactitud.
Quizá quieren asegurarse de que los jóvenes aprendan a superar los retos de la temporada de escasez de comida en invierno. Los acompañan durante un largo plazo para que aprendan a buscar comida entre la nieve y evitar ataques de los depredadores hambrientos desesperados por alimentarse, y otras enseñanzas.
Pero una vez llega la siguiente temporada de apareamiento, los padres echan a las crías ya casi adultas de su casa. ¿Por qué lo hacen? Te lo explicaré la semana que viene en otro artículo. Hablaremos sobre la vida en pareja de los cuervos.
Los cuervos son padres excepcionales y se merecen nuestra protección.
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